en un bar de la colonia con nombre y veleidad de imperio de occidente
en una barra donde pedir una victoria es tener que ceder por una heineken
y así continuará la virulenta lucha
de clases resentidas entre meseros y mirreyes
un lugar sin salida de emergencia y con cadeneros que te piden contraseña
dos bribones con utensilios amplificados
la batería golpea la gravedad y la hace levitar a mil tums por segundo
la guitarra asiente que el tiempo puede ser horizontal de una sola manera
la sonoridad está en el descomprimido atmosférico del escucha y lo que escucha
revienta la exposición ciega a lo mismo que ves en lo mismo
Neo no es Keanu Reeves
pedal mástil de la guitarra
se abren las puertas a las cuerdas de la Teoría de las Cuerdas
podemos bailar, tienes el joystick
toda la disfonía emocional en la industria del pesimismo, quiebra
mezclarse con la médula y con la luz del cañón, un obturador pineal y colectivo
reduce a la nostalgia a lo que es, una amante incompatible para el arte abstracto
por eso también hacen jam con la silueta
de los streetfighters reloaded contra el muro
existes porque haces eco
un silbato un platillo
un submundo de subtonos
y empieza a tambalear la voluntad, por ejemplo
técnica tambor tímpano
percutir con las computadoras
zumbar sentir
brilla también el sonido que se vicia
tantos transistores para poder estar juntos sin estar juntos
una jauría de secuencias
ladra el ruido
la incertidumbre se aplaca
tal vez así era el mar cuando no había fuego ni horas del día
te acapara la tonalidad descomunal
te estás moviendo
la música es un enejambre dúctil, dactilar y vigoroso.
para Federico Sánchez y Jorge Servín
CDMX, 14 mayo 2016
*https://laorejasordablog.wordpress.com/2016/04/14/entrevista-jorge-serv…